anna-romagosa

Psicóloga clínica, psicoanalista, y psicoterapeuta. Acreditada por la FEAP como psicoterapeuta psicoanalítica de adultos, y de niños y adolescentes. Miembro titular de SEPYPNA y miembro asociado de la AIPPF. Especialista en adultos, parejas y familias, y en niños y adolescentes. Además es experta en adopciones.

 

¿Cómo cree usted que se escucha a los niños hoy?
Nuestra sociedad experimenta profundos cambios socioculturales en relación a la actitud respecto a los niños. En el momento actual hay más consciencia de las necesidades de los niños, sus derechos son reconocidos a nivel mundial y se muestra interés en escucharles. Pero, simultáneamente, la cultura del fast-food, del fast-life, dificulta que haya tiempo para ello. La velocidad y la necesidad de hacer muchas cosas han invadido nuestros hogares y han cambiado los hábitos en las relaciones familiares, dificultando los mecanismos de escucha, observación, diálogo, reflexión e integración.

 

¿Cómo observa usted que se relacionan los adultos, los padres, la sociedad actual con los niños?
Con muchas contradicciones. En un sentido positivo, la sociedad se interesa por los niños y los reconoce como sujetos con derechos. Los estudios sobre el desarrollo infantil son de sobras conocidos y los padres saben que la relación que establecen con sus hijos es muy importante en su desarrollo. Pero por otra parte hay dificultades en la forma de relacionarse: por ejemplo, se cae en una idealización de los niños y sobretodo de los adolescentes, se pierde la capacidad de ponerles límites, de poder decirles un no que es necesario para su crecimiento. El no está al servicio de la diferenciación y es un elemento organizador de la personalidad.

 

¿Cómo se expresan los niños hoy? ¿Es diferente a cómo lo hacían en otras épocas?
Los niños hoy en día se expresan de forma más abierta y directa, con más libertad. Ya no tienen miedo de los adultos, y esto permite una expresión más auténtica.

 

¿Cómo cree que afecta a los niños el no ser escuchados, el no ser tenidos en cuenta como niños?
De forma muy negativa, porque la escucha favorece los mecanismos de autoreflexión y de autoconsciencia, necesarios para la construcción de la identidad. La construcción de la identidad depende, pues, de la relación con los otros.

La escucha de los padres estimula el desarrollo de la capacidad de reflexionar y favorece el desarrollo. Cuando un niño es escuchado se abre su espacio mental y se estimula su capacidad de pensar,  de aprender y de establecer relaciones afectivas con los demás. Si no se les escucha, estos procesos se ven entorpecidos. Y cuando la función reflexiva no se desarrolla de forma adecuada, es difícil regular las emociones y encontrar sentido a lo que observamos o vivimos.

 

¿Cómo cree usted que debiera ser escuchado un niño para crecer sanamente?
Es muy importante entender qué pasa en la mente del niño. Hay que escucharle con el objetivo de comprenderle, de construir una relación con él, de conectar con él. Actualmente sabemos gracias a los estudios psicológicos, psicoanalíticos y neurocientíficos, que escuchar a los niños no sólo tiene un efecto positivo en su desarrollo sino que es una condición necesaria para que crezcan sanos.

Hay una tendencia a mirar, escuchar y tratar a los niños como si ya fueran adultos, olvidando que es necesario ayudar al niño a aceptar las diferencias entre generaciones, la asimetría entre adulto y niño.

 

¿Cree usted que la sociedad actual ha cambiado su modo de escuchar a los niños?
Sí, como ya he señalado, ahora se les escucha más, y esto tiene implicaciones claramente positivas, pero también ha favorecido ciertos cambios que no van en la dirección correcta. Hay una tendencia a mirar, escuchar y tratar a los niños como si ya fueran adultos, olvidando que es necesario ayudar al niño a aceptar las diferencias entre generaciones, la asimetría entre adulto y niño.

También se fomenta a veces un ideal de gratificación instantánea de todos los deseos de los niños, cosa que les estimula hacia un funcionamiento narcisista y grandioso. Es necesario poner límites a la omnipotencia infantil. Cada vez consultan más padres que sufren porque se sienten tiranizados por sus hijos pequeños.

Pero también hay cada vez más niños que sufren porque se sienten solos, porque cuando falla la escucha familiar, la sociedad actual tiene más dificultades para suplirla.

 

¿Qué influencia cree que ha tenido el desarrollo de las nuevas tecnologías en la comunicación entre niños y adultos?
Las nuevas tecnologías han ampliado el acceso a la información y facilitan la comunicación; nos exigen una mente abierta, curiosa, con ganas de aprender. Pero también han favorecido funcionamientos adictivos porque ofrecen una gratificación muy inmediata. En mi opinión el problema no está en las nuevas tecnologías sino en cómo se usan, en la tendencia a idealizarlas y en el peligro de adicción que conllevan. Cuando el niño se encuentra con un adulto adicto a las nuevas tecnologías (móvil, ordenador, videojuegos, etc.) tiene la vivencia de que las máquinas son más importantes que las personas.

 

¿Cree que los padres son conscientes de la importancia que tiene el escuchar a sus hijos para que crezcan psicológicamente sanos?
La mayoría sí que lo son. Pero a veces el tiempo para dialogar con los hijos llega cuando los adultos están demasiado cansados; entonces les escuchan sin ganas, por obligación o con sentimiento de culpa, no por el deseo de conocerles y de compartir.

 

¿Cree usted que una escucha temprana puede tener influencia en el desarrollo de la mente o el psiquismo del niño?
Es innegable la importancia de la escucha temprana en el desarrollo psíquico del niño. El bebé necesita ser reconocido como individuo y las primeras relaciones tienen una influencia directa en el funcionamiento psicológico y en los problemas psicopatológicos de los adultos. Esto constituye una realidad probada tanto por el psicoanálisis actual como por los estudios neurocientíficos.

Los cimientos de la personalidad se establecen durante el embarazo y los dos primeros años de vida. Los vínculos precoces que establece el niño le proporcionarán o no una base de seguridad y confianza que estimula la construcción de su identidad como individuo y como miembro de la familia y la sociedad.

La experiencia de ser reconocido y comprendido facilita que el niño aprenda a conocer y a modular sus propios sentimientos y los de los demás.

 

¿Qué importancia le concede al lenguaje no verbal en la comunicación con los niños?
Tiene una impomamábebértancia enorme. Al principio de la vida la comunicación es no verbal. Las ansiedades propias del bebé son intensas y los bebés no pueden afrontarlas solos, ni tampoco expresarlas con palabras. Cuando la función parental es adecuada, los padres desarrollan una capacidad que se ha llamado “capacidad de reverie”: comprenden de forma intuitiva y en parte inconsciente la comunicación no verbal y no mentalizada del bebé y son capaces de transformar estas comunicaciones en una experiencia mentalizada dotada de un significado. Esto favorece los procesos de construcción de la identidad y de desarrollo del pensamiento, porque se transforma en representable aquello que era sólo una sensación o una experiencia en bruto sin posibilidad de representación.

Hay un aumento de problemas relacionados con la construcción de la identidad y los vínculos.

 

¿Cuáles son los problemas que usted cree más afectan a los niños en la actualidad?
Hay un aumento de problemas relacionados con la construcción de la identidad y los vínculos. Hay niños a los que no se ha escuchado, o no se les ha tenido en cuenta, o no se les ha permitido ser como son, y entonces pueden aparecer trastornos como ansiedad, depresión, problemas de aprendizaje o de conducta. La experiencia clínica muestra también que cada vez vemos más niños y adultos aparentemente bien estructurados, pero que tienen fallos precoces en los vínculos emocionales que comportan patologías relacionadas con el psiquismo primitivo y que afectan al desarrollo mental y emocional.

 

¿Qué cree usted que necesita un niño para constituirse en un sujeto sano?
Antes que nada, ser amado y ser reconocido como ser humano único. Puede parecer que digo algo obvio, porque lo damos por garantizado, pero muchos problemas actuales, como la violencia terrorista, se basan en la deshumanización. Salman Ahktar, que ha estudiado estos procesos, afirma que la deshumanización de los otros permite la violencia contra ellos, y la deshumanización de uno mismo aumenta la capacidad de llevar a término esta violencia. La “deshumanización” se refiere a un estado de la mente en el cual las características estructurales y dinámicas centrales del ser humano son obstruidas; el caos psíquico resultante puede desestabilizar el núcleo humano de uno mismo, impidiendo la capacidad de establecer vínculos, de empatizar con los demás, de pensar, de aprender.

 

¿Qué diferencias cree puede haber en los adultos que hoy son niños respecto de como son subjetivamente los adultos hoy?
No sabemos cómo afectaran los cambios tecnológicos y sociales actuales. Diversos autores piensan que las nuevas tecnologías han creado una especie de país con la gente joven, a los que llaman “nativos digitales”. En estos jóvenes (nacidos a partir del 1985) parece que se genera una especie de nuevo estilo de pensamiento que es más conectivo que asociativo y nos podemos preguntar qué implicaciones tendrá esto en el futuro. ¿Quizás el predominio de la percepción visual de imágenes amenaza al pensamiento lingüístico, más conectado con las representaciones psíquicas? El “fuera del tiempo” y “fuera del espacio” de la realidad virtual puede llevar a una evitación de los conflictos que comportan las relaciones reales.

También se tiende hacia una peligrosa mercantilización de las personas, de las relaciones humanas, de la cultura… Pienso que los niños de hoy tendrán que luchar para conseguir un mundo más humano, y confío en que podrán lograrlo.

En nuestro país hay una gran tendencia a medicalizar el sufrimiento infantil.

 

¿Cree que la medicación psiquiátrica cómo única respuesta al sufrimiento infantil, tal como lo vemos en la sociedad actual, puede influir en la constitución del psiquismo infantil y en el adulto del mañana que de él devenga?
Sí, sobretodo porque se favorece la falsa ilusión de que los fármacos pueden tratar los problemas cotidianos y hacer desaparecer las ansiedades y la tristeza que forman parte de la vida normal. Hay una tendencia creciente a la patologización de lo que en realidad son problemas normales de la infancia.

La medicación psiquiátrica es muy útil en trastornos mentales severos, pero no está claro que ayude en ciertas patologías (como el famoso TDAH). Y en ocasiones no sólo no ayuda, sino que puede llegar a causar más daños que beneficios, porque los niños no son adultos en miniatura. Además no sabemos a ciencia cierta qué efectos tendrán a largo plazo algunos de los medicamentos que se están utilizando.

 

¿Se escucha de modo suficiente el sufrimiento del niño antes de que este sea medicado?
No. En nuestro país hay una gran tendencia a medicalizar el sufrimiento infantil. Se trata a menudo de medicar para tapar el sufrimiento del niño o para conseguir que no nos moleste. Es necesario promover la información en esta área, ofrecer a padres y maestros una información contrastada para evitar un exceso de medicalización. Es triste oír lo que algunos niños dicen: “me dan las pastillas de portarme bien”.

 

Anna Romagosa Huguet
Psicóloga clínica. Psicoterapeuta y Psicoanalista (SEPYPNA, AIPPF, IPB, SEP, IPA)

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